Toda actividad humana y más la financiera, conlleva un riesgo implícito. El riesgo cero, no es posible considerarlo. Lo que sí podemos hacer, es generar instrumentos para mitigar los riesgos y prever los peores escenarios, que nos permitan administrarlos y lograr de esta manera defendernos.

Para incrementar tus ahorros y consolidar tu capital, debes hacer la inversión adecuada, donde se conjuguen la rentabilidad, la garantía y la solidez, con un muy bajo riesgo.

Nuestras Carteras Hipotecarias son la respuesta efectiva a tus necesidades de inversión. Creamos un instrumento a través del cual, podrás atomizar el riesgo y la concentración, repartiendo tus recursos en diferentes carteras y participando en ellas en alícuotas de tu inversión.

No encontrarás en el mercado de capitales, un instrumento de inversión, con mejores mecanismos legales de estructuración, cuya fuente líquida de pago está asegurada y un título valor con garantía real, que respalde el saldo de tu inversión.

Puedes verificar la legalidad de cada una de las carteras, pues el negocio realizado y la hipoteca, consta en escritura pública, otorgada por sus participantes en una notaría, y ésta (la escritura) se encuentra debidamente registrada en el folio de Matrícula Inmobiliaria, que lleva la Oficina de Registro de Instrumentos Públicos.

En cuanto a las pólizas de seguros de vida, incendio y terremoto, las otorga una aseguradora autorizada y vigilada por la Superintendencia Financiera de Colombia.

Cada Cartera tiene un negocio, un inmueble, un pagaré, una hipoteca, y un Deudor-Comprador, comprometidos con tu inversión.

El recaudo es personal y no colectivo, por lo tanto, es imposible que se produzca un incumplimiento sistémico.

Nuestra Cartera Hipotecaria, rompe el paradigma que reza “a mayor rentabilidad, mayor riesgo”.

Si nosotros como administradores fallamos, tendrás siempre de manera autónoma, cómo exigir el pago de la deuda, a través del Pagaré para el cobro jurídico; y en últimas, demandarlo, ante los tribunales en un proceso hipotecario, por el saldo insoluto de la deuda.

Nunca quedarás desamparado, y siempre tendrás una vía para recuperar tu inversión.